¡Crucifíquenlo! ¡Crucifíquenlo!

¡Crucifíquenlo! ¡Crucifíquenlo!

IMG_3891Hace poco asistí a una obra única en el Savannah College of Art and Design, la cual no solo narró la triste historia de la matanza de cinco niñas en el 2006 en una escuela Amish, pero también evocó una fuerte reacción por parte del público hacia los eventos que narraba.  Primeramente un monólogo, los personajes mostraron al público un contraste marcado hacia la matanza: la misericordia de la comunidad Amish quienes perdonaron al asesino y la furia de la comunidad quienes condenaron a la familia del asesino.  Al desarrollarse el drama ante nosotros, fue imposible permanecer indiferente.  La historia exigía una respuesta por parte del público.

Cada año la Iglesia nos invita a sumergirnos en la historia de la muerte y resurrección de Jesucristo en la semana más santa del año. En los próximos días nos sumergiremos en el drama de nuestra salvación y será imposible permanecer indiferentes.  El drama de la Semana Santa exige una respuesta de parte nuestra.

IMG_3948

El domingo de Ramos, millones se reúnen en sus parroquias por todo el mundo para escuchar nuevamente una historia muy familiar. El evangelio relata la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, la última cena, la oración en el huerto, la traición, el juicio y la muerte de Jesús. Todos están invitados a hacerse presentes dentro de la historia, cantando con las palmas en la procesión de entrada y en particular, exclamando: ¡crucifíquenlo, crucifíquenlo!” como gritó el pueblo durante el juicio de Jesús.

Después de la Misa de la Cena del Señor el jueves, ceremonia que conmemora la institución de la eucaristía por Jesús en la última cena, una procesión solemne lleva el Santísimo Sacramento al altar de reposo. El sagrario donde normalmente se guarda el Santísimo Sacramento permanece abierto y vacío. Jesús no está presente ya que ha sido encadenado y encarcelado esa noche. Recuerdo de niño, guardias se paraban a ambos lados del altar recordando a los fieles de los acontecimientos de esa noche. Muchos mantienen vigilia con Jesús en su hora más difícil, orando toda la noche.

El viernes, todos contemplamos la muerte de Jesús. Usando vestimentas rojas, el sacerdote entra a la iglesia en silencio y se postra en el suelo frente al altar en oración.  El sagrario permanece vacío. Después de la lectura de la pasión del Evangelio de San Juan, los fieles veneran la cruz, rezan por la iglesia y el mundo entero, y finalmente se distribuye la comunión. No se celebra misa para mejor expresar el sentimiento de pérdida que causa la muerte de Jesús.

IMG_3955

Finalmente llega la Pascua. Una sola vela entra a la iglesia oscura y su luz se extiende al encender los fieles sus propias velas, demostrando así el poder de la resurrección de Jesús que vence las tinieblas del pecado con el poder de su luz. La liturgia de la Pascua nos presenta con el poder y alegría de la resurrección.

Durante estos días, la Iglesia espléndidamente nos hace meditar más profundamente el Misterio Pascual, la muerte y resurrección de Jesucristo.  Al proclamar las lecturas bíblicas y al seguir los ritos tradicionales, se nos presenta nuevamente la historia de la salvación, una realidad hacia la cual no podemos permanecer indiferentes. A través de palabra y acción, la Iglesia nos invita a revivir y celebrar los grandes misterios de nuestra fe.

Las fotos son mias, con derechos reservados.  Semana Santa en Sevilla, 2006.


Browse Our Archives